El reciente 10º Aniversario de AEVEA no fue solo una celebración, fue un cálido reencuentro con nuestra historia y un sentido homenaje a quienes la hicieron y la hacen posible. En el corazón de esta conmemoración, celebrada la semana pasada en el magnífico espacio Lírico Rooftop Calderón, se vivió un momento estelar de reconocimiento a los siete presidentes que han guiado a la asociación durante esta década.

Con la emoción a flor de piel, Darío Regattieri, impulsor de la iniciativa y primer presidente (2015-2017), se dirigió a las agencias socias y amigos congregados. Sus palabras no fueron solo un discurso; fueron un viaje inspirador a los orígenes.

Hemos querido compartir íntegramente este testimonio fundacional para que la comunidad conozca de primera mano cómo surgió el proyecto de Agencias de Eventos Españolas Asociadas (AEVEA), y para reafirmar el valor incalculable que la unión y el propósito han aportado a nuestra industria.

Discurso completo de Dario Regattieri:

“Buenas tardes presidente, buenas tardes a todos. Hoy no celebramos solo un aniversario: celebramos la travesía que nos trajo hasta aquí. AEVEA nació como una idea, creció como un proyecto y hoy late como una comunidad. Para mí, como fundador y como colega de esta industria que amo, estar aquí es más que un honor: es un recordatorio de que los sueños que se trabajan se convierten en estructuras que sostienen a muchos. Hace diez años miré nuestro sector y vi un mapa sin leyenda: agencias brillantes, talento desbordante… pero cada una librando su propia batalla. El mercado era un mar con oleaje: mucha corriente, poca brújula. Y pensé: —Si compartimos la tormenta, ¿por qué no compartir también el faro? AEVEA nació para ser esa brújula común, ese faro encendido que orienta y protege. No para uniformar a las agencias, sino para elevar a todas. Porque sin reglas no hay respeto, sin unión, no hay futuro. Queríamos pasar de ser islas a ser archipiélago. De la competencia sin cauce, al río que nos lleva más lejos cuando fluimos juntos. Desde el primer día supimos cuáles eran nuestras columnas:

  • Transparencia, porque la confianza es un cristal que solo se mantiene limpio con luz.
  • Colaboración, porque la excelencia no se consigue en solitario; se trenza entre manos.
  • Excelencia, porque un evento no es solo emoción: es ingeniería de precisión.
  • Responsabilidad, porque nuestra labor es técnica, moral y de seguridad.

Hoy, organizar un evento es como dirigir una orquesta de alta complejidad: si una sola nota desafina —la logística, la creatividad, la seguridad—, la música se rompe. AEVEA es el pentagrama donde escribimos esa música común: reglas claras para competir limpio.

Quiero agradecer a la primera junta directiva. Santiago, Miriam, Paco, César, Mila, Ramón, Ana, Jesús y Luis. Vosotros fuisteis los arquitectos que echaron los cimientos. Sin esos pilares, hoy esta casa no sería tan sólida. Gracias por la valentía de empezar cuando todavía no había garantías, solo convicción. Y quiero hacer un agradecimiento muy especial a Beatriz González-Quevedo.

Beatriz, tú fuiste el primer sí cuando todo eran preguntas. Has sido nuestro latido constante durante estos diez años: tiempo, esfuerzo, simpatía… una entrega que no se negocia. Tu confianza fue el puente que convirtió la idea en camino. Gracias —de corazón— por seguir aquí, con la misma luz de aquella primera vez.

El crecimiento de AEVEA no es un número: es una evidencia. Evidencia de que había y de que hay una necesidad real: reglas claras, prácticas justas, estándares compartidos. Porque cuando cada uno hace su propia guerra, gana el corto plazo y pierde la industria. Con AEVEA, escribimos un contrato social de los eventos: competir sí, pero con brújula; innovar sí, pero con responsabilidad; brillar sí, pero con seguridad.

Hacer eventos es mover almas con ingeniería. Es convertir una idea en una experiencia que se recuerda. Es emocionar y, al mismo tiempo, cumplir con cada protocolo. Es que el público se vaya con el corazón lleno y nosotros con la tranquilidad de haber hecho las cosas bien.

Nuestra excelencia no es un destino: es una disciplina cotidiana. Se demuestra en la planificación, en la ética con los equipos, en el cuidado del detalle que nadie ve, y especialmente en la seguridad que todos sienten.

Diez años después, AEVEA es casa y es voz. Casa para compartir conocimiento; voz para defender nuestra profesión. Y lo que viene nos exigirá aún más: —Tecnología que se acelera, —marcas que buscan experiencias con sentido, —audiencias que demandan propósito y seguridad.

El compromiso de AEVEA es claro: seguir siendo faro cuando la mar se mueva, seguir siendo puente cuando falten caminos, seguir siendo Pentagrama cuando la música cambie de tono.

Si algo hemos aprendido es que la unión no resta independencia: la multiplica. Unidos, no somos más grandes por volumen, sino por criterio.

Gracias por estos diez años. Gracias por creer en AEVEA y, sobre todo, por hacerla cada día.

Hoy no brindamos solo por lo conseguido: brindamos por lo que aún no existe y vamos a construir.

Porque si el evento emociona y el detalle sostiene, el valor perdura. Porque si las reglas nos ordenan y la unión nos impulsa, la industria florece. Porque si cuidamos la técnica, la moral y la seguridad, cuidamos lo que más importa: las personas.

Maya Angelou decía, “la gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará como les hiciste sentir”.

Por otros diez años de transparencia, colaboración y excelencia.

¡Felicidades AEVEA, y gracias a todos!”

Dario Regattieri, presidente de AEVEA 2015- 2017